lunes, 5 de julio de 2010

El Sol de Monterrey


No cabe duda: de niño,
a mí me seguía el sol.
Andaba detrás de mí
como perrito faldero;
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
Saltaba de patio en patio,
se revolcaba en mi alcoba.
Aun creo que algunas veces
lo espantaban con la escoba.
Y a la mañana siguiente,
ya estaba otra vez conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
(El fuego de mayo
me armó caballero:
yo era el Niño Andante,
y el sol, mi escudero.)
Todo el cielo era de añil;
toda la casa de oro.
¡Cuánto sol se me metía
por los ojos!
Mar adentro de la frente,
a donde quiera que voy,
aunque haya nubes cerradas,
¡oh cuánto me pesa el sol!
¡Oh cuánto me duele, adentro,
esa cisterna de sol
que viaja conmigo!
Yo no conocí en mi infancia
sombra, sino resolana.—
Cada ventana era sol,
cada cuarto era ventanas.
Los corredores tendían
arcos de luz por la casa.
En los árboles ardían
las ascuas de las naranjas,
y la huerta en lumbre viva
se doraba.
Los pavos reales eran
parientes del sol. La garza
empezaba a llamear
a cada paso que daba.
Y a mí el sol me desvestía
para pegarse conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
Cuando salí de mi casa
con mi bastón y mi hato,
le dije a mi corazón:
—¡Ya llevas sol para rato!—
Es tesoro —y no se acaba:
no se me acaba —y lo gasto.
Traigo tanto sol adentro
que ya tanto sol me cansa.—
Yo no conocí en mi infancia
sombra, sino resolana.

Alfonso Reyes, 1889-1959


Versión Cantada:



Sol de Monterrey, Arreglo para Canción Infantil: 

No cabe duda, 
de niño a mí me seguía el sol, 
andaba como perrito faldero. 

Despeinado y dulce, claro y amarillo; ese sol con sueño que sigue a los niños.
Despeinado y dulce, claro y amarillo; ese sol con sueño que sigue a los niños.


Saltaba de patio en patio, 
se revolcaba en mi alcoba; 
aun creo que algunas veces 
lo espantaban con la escoba. 

El fuego de mayo 
me armó caballero: 
yo era el Niño Andante, 
¡el sol, mi escudero!

Despeinado y dulce, claro y amarillo; ese sol con sueño que sigue a los niños.
Despeinado y dulce, claro y amarillo; ese sol con sueño que sigue a los niños. 

Todo el cielo era de añil.
Toda la casa de oro.
¡Cuanto sol se me metía 
por los ojos! 

Mar a dentro de la frente 
a donde quiera que voy; 
aunque haya nubes cerradas, 
¡oh cuanto me pesa el sol!

Despeinado y dulce, claro y amarillo; ese sol con sueño que sigue a los niños, 
Despeinado y dulce, claro y amarillo; ese sol con sueño que sigue a los niños. 

Saltaba de patio en patio, 
se revolcaba en mi alcoba; 
aun creo que algunas veces, 
lo espantaban con la escoba. 

El fuego de mayo
me armó caballero: 
yo era el Niño Andante, 
¡el sol, mi escudero! 

Despeinado y dulce, claro y amarillo; ese sol con sueño que sigue a los niños.
Despeinado y dulce, claro y amarillo; ese sol con sueño que sigue a los niños.
Despeinado y dulce, claro y amarillo; ese sol con sueño que sigue a los niños.
Despeinado y dulce, claro y amarillo; ese sol con sueño que sigue a los niños. 
Despeinado, despeinado, y dulce.



«Me acuerdo que lo pasaban -el poema- al terminar las transmisiones de canal 13, allá por los finales de los 80, no he podido encontrar ese vídeo, nunca supe quién lo declama, pero me encantó. Muchas veces me quedaba a esperar el cierre del canal solo para escucharlo. Yo tapatío, debo decir que me enamoré de ese hermoso poema, si alguno de ustedes podría ayudarme a encontrarlo o subirlo, se los agradeceré mucho!!»  Igual, recuerdo cuando esa televisora nacional terminaba su progamación así, con el poema del Sol de Monterrey; y después, el Himno Nacional. ¿Qué habrá pasado con dicho video? A ver si lo podemos localizar.

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