El otro día leí en una revista que las personas son como puertas. Me pareció interesante y curioso, y por eso les he hecho este breve resumen:
La puerta es a la vez un lugar que proyecta acceso y acogida, pero también puede simbolizar rechazo y separación. A una puerta se llama desde fuera, y se abre desde dentro, salvo que se haya dado la llave. Hay puertas cerradas, protegidas en exceso, con varias cerraduras, inaccesibles.
Puertas que por no abrirse sus cerraduras están oxidadas, y ya nadie intenta abrirlas.
Puertas tapiadas, que cortan los lazos y por más que se llame, ya no se abren.
Puertas orgullosas, muy decoradas, preocupadas por su opulencia, y por lo que puedan ver desde fuera.
Puertas simples , sin maquillaje, sencillas.
Puertas oscuras que no quieren que las conozcan, que se ocultan de las miradas.
Puertas abiertas, ni se ocultan ni resguardan y dejan entrar.
Puertas va-y-ven, que se abren hacia donde las empujen, que han renunciado a mantenerse en una dirección, y al riesgo de tomar y elegir una opción.
Puertas eficientes, que se abren y se cierran perfectamente, sin hacer ruido.
Puertas comunitarias que sirven a todo un grupo.
Y para finalizar, simplemente les pregunto: ¿Ustedes, qué clase de puerta son?
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