miércoles, 29 de febrero de 2012

Monólogo del Sin Techo


HOMBRE:

(Con una moneda en la mano.) ¡Espere! ¡Acaba de tirarme una moneda de dos pesos! ¡Usted, sí, espere! (Pausa.) ¿Qué ha querido decirme? ¿O qué se ha dicho a sí mismo?

Ah, no me vio a mí sino a mi fantasma, y para un fantasma dos pesos son mucho. (Pausa.) ¿Está asombrado? Al menos escucha… Y más le vale. (Pausa.) Tome conciencia: ¡Me ha dado una moneda de dos pesos! No es de un peso… tampoco es de cinco o de diez. Si me la hubiera dado un niño… Si un niño me hubiera dado dos pesos yo estaría agradecido. Es más: Estaría conmovido. (Pausa.) Pero los dos céntimos me los ha dado Usted con chaqueta, gafas al aire, reloj de oro con cronómetro… (Pausa.)

Ah, no me vio a mí sino a mi sombra, y para una sombra dos pesos son mucho. ¿Qué sabe Usted de mí para despreciarme? ¡Para insultarme! ¡Dos pesos! Póngase en mi lugar. ¿Qué hago? ¿Los escupo, los mastico? ¿Los pisoteo, los tiro a su cara? ¿Qué habría hecho Usted? (Pausa.)

Ah, no me vio a mí sino a mi destello y para un destello dos pesos son mucho. ¡No me diga algo! ¡No he terminado! Vaya, está asombrado… ¿Qué le asombra más? ¿Mi vocabulario o mi dignidad? ¡Qué sabe Usted de mí! Qué sabe de quién era, de por qué terminé aquí o elegí terminar aquí… ¡No se lo diré! No lo merece. Las acciones no se borran con palabras. (Pausa.)

Ah, no me vio a mí sino a un sin techo más, y para un sin techo dos pesos son mucho. No vio al ser humano. ¡Siga callado! ¡Y saque la mano del bolsillo! ¡No se le ocurra darme más dinero! Sólo soy fantasma, sombra, destello… sin techo. ¡Me quedo sus dos pesos! ¡Usted no los merece! Y de todos modos Usted se los lleva en su conciencia. ¿O no se los lleva? ¡Sí! ¡Su conciencia ha ganado dos pesos! ¡Qué se le reproduzcan! (Gira y se aleja mientras se guarda la moneda.) 


—Francisco Garzón Céspedes—

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