sábado, 5 de septiembre de 2015

NOVENARIO DE LA PATRIA

"ESTA MISMA VOZ QUE RESONÓ EN EL PUEBLO DE LOS DOLORES"

Por José Manuel Villalpando.

Como cada año desde hace muchos, en septiembre mes de la patria, vuelvo a insistir en la conveniencia y urgencia de que los mexicanos conozcamos, apreciemos y hagamos realidad los pensamientos e ideales por los cuales se concibió y realizó nuestra Independencia. Todos deberíamos saberlos; en las escuelas tendrían que enseñarlos; en los hogares habría que inculcarlos; los medios de comunicación podrían insistir en ellos; las autoridades serían las primeras en respetarlos; la sociedad, la más preocupada en exigirlos. Una vez más, con gusto los reitero aquí:

PROEMIO

En el año de 1810, Miguel Hidalgo convocó a los mexicanos a levantarse para acabar con la opresión y alcanzar la libertad, al grito de ¡Viva la Independencia!, que significaba la esperanza de un futuro mejor, y al grito también de ¡Muera el mal gobierno!, que representaba la inmediatez de los sufrimientos del pueblo.

Al cura de Dolores se le unieron miles de mexicanos por todo el territorio, encabezados por Ignacio Allende, por Juan Aldama, Mariano Jiménez, por José Antonio Torres, por José María González de Hermosillo, por Ignacio López Rayón, por José María Mercado, por Francisco Osorno, y por José María Morelos y Pavón.

Luego, el genial militar y estadista, José María Morelos, tuvo la visión de imaginar un país fundado en la igualdad y en la colaboración de todos los mexicanos de buena voluntad, según lo trasmitió en los Sentimientos de la Nación.

Al lado del Siervo de la Nación, los más distinguidos mexicanos de entonces resolvieron luchar por alcanzar la meta de la libertad, guiados por el espíritu inspirador de su Generalísimo. Así, cerraron filas en torno a él, personajes inolvidables como Hermenegildo Galeana, Nicolás Bravo, Mariano Matamoros, Guadalupe Victoria, Andrés Quintana Roo y Vicente Guerrero.

Pero no solo los hombres lo dejaron todo para irse a la guerra. También las mujeres de nuestra patria tuvieron una importante participación en la lucha por la libertad: allí estuvieron, con su esfuerzo y su empeño Josefa Ortiz, Leona Vicario, Gertrudis Bocanegra, Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín y tantas otras más.

Todos ellos, hombre, mujeres, ancianos, jóvenes y hasta niños, desde que Hidalgo gritó en Dolores, decidieron sacrificar hasta la vida con tal de conseguir la Independencia, a la que entendían como el medio indispensable para alcanzar un objetivo superior: la mejoría general y absoluta de la población.

Ellos creyeron que la Independencia era, tan solo, el paso necesario para alcanzar lo que consideraban como la razón de ser del movimiento insurgente: ser libres para así poder mejorar y aumentar la calidad de vida de los mexicanos.

Pensaban que la dominación española era el obstáculo que impedía el progreso y la igualdad, el reparto de las riquezas de nuestro suelo y la distribución justa de sus beneficios materiales.

Por eso hicieron la guerra: para alcanzar la libertad creyendo que una vez conseguida ésta, podrían implantarse la justicia efectiva sin importar la clase social, la eliminación de la pobreza y las oportunidades para todos; desaparecerían para siempre la discriminación, la corrupción y el despotismo.

Los hombres que, gracias al movimiento iniciado en 1810, nos dieron patria y libertad, tenían muy claros los valores por los cuales luchaban y con los que deseaban construir un México diferente. Así lo entendió el padre Hidalgo cuando explicó que el nuevo gobierno, el surgido de la Independencia, tendría como obligación fundamental “los altos fines que anuncia la prosperidad” de los mexicanos, como premisa obligada para poder dar inicio a nuestra “regeneración”, según lo señaló Morelos.

Esos principios y valores sintetizados en nueve puntos (el "novenario de la patria"), son los siguientes:

1.- LIBERTAD

Porque con la Independencia, se conseguiría la libertad, “lo más estimable y lo más precioso que puede tener el hombre”, como decía Miguel Hidalgo; porque ser libres es un derecho, un derecho inalienable.

2.- IGUALDAD

Porque con la Independencia, se conseguiría la igualdad, virtud y derecho que fue sentido y entendido de la manera más perfecta y profunda por José María Morelos, con aquellas palabras inmortales: “Quiero que hagamos la declaración de que no hay otra nobleza que la de la virtud, el saber, el patriotismo y la caridad; que todos somos iguales, pues del mismo origen procedemos; que no haya privilegios ni abolengos”.

3.- JUSTICIA

Porque con la Independencia, se conseguiría la justicia, asunto de capital importancia en toda sociedad y el primer reclamo de los ciudadanos. De Morelos son estas palabras, que reflejan las aspiraciones de todo un pueblo: “que todo el que se queje con justicia, tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el fuerte y el arbitrario”.

4.- BUENAS LEYES

Porque con la Independencia, se conseguirían buenas leyes, indispensables para garantizar la armonía social y la prosperidad. Hidalgo pedía “leyes suaves, benéficas y acomodadas a las circunstancias de cada pueblo”. Morelos, por su parte, afirmaba: “Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto”.

5.- BUEN GOBIERNO

Porque con la Independencia, se conseguiría un buen gobierno, porque Hidalgo imaginaba que las autoridades emanadas de la Independencia nos “gobernarán con la dulzura de padres, nos tratarán como a sus hermanos, desterrarán la pobreza, moderando la devastación del reino y la extracción de su dinero, fomentarán las artes, se avivará la industria”. Por eso, el Congreso de Anáhuac, inspirado por Morelos, decretó: “La íntegra conservación de estos derechos [igualdad, seguridad, propiedad y libertad] es el objeto de la institución de los gobiernos, y el único fin de las asociaciones políticas”.

6.- ABATIR LA POBREZA

Porque con la Independencia, se conseguiría abatir la pobreza, pues de otra forma, ¿para qué habrá exhortado el padre Hidalgo, la madrugada del 16 de septiembre, a sus huestes con estas palabras: “Mírense las caras hambrientas, los harapos, la triste condición en la que viven”? Esa era también una de las preocupaciones centrales de Morelos, quien exigía moderar la opulencia y la indigencia, aumentar el jornal del pobre y mejorar sus costumbres.

7.- EDUCACIÓN

Porque con la Independencia, se conseguiría que todos pudiesen tener educación, pues el padre Hidalgo incesantemente repetía “que por mucho que hicieran los gobernantes, nada serían si no tomaban por cimiento la buena educación del pueblo, que esta era la verdadera moralidad, riqueza y poder de las naciones”. Para Morelos, la educación resultaba ser la condición de existencia de la nueva nación, al exigir que se impartiera a todos por igual: “que se eduque a los hijos del labrador y del barretero como a los del más rico hacendado”.

8.- FELICIDAD

Porque con la Independencia, se conseguiría la felicidad, no como una ilusión ni una quimera, sino como algo eminentemente práctico y tangible, como se atrevieron a postularlo los diputados que participaron en el Congreso de Anáhuac: “La felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos consiste en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad”.

9.- UNIÓN

Porque para alcanzar la Independencia y dar vida a todos estos sueños, era indispensable la unión, como lo deseaba el padre Hidalgo: “para conseguirlos, decía, no necesitamos sino unirnos. Si nosotros no peleamos contra nosotros mismos, la guerra está concluida y nuestros derechos a salvo. Unámonos, pues, todos los que hemos nacido en este dichoso suelo”.

*
Este es el "novenario de la patria". ¿Será tan difícil llevarlo a cabo que no hemos podido conseguirlo en doscientos años? ¿Cuándo empezamos a ejecutar los principios y valores que nos dieron patria y libertad?

10.- PATRIOTISMO

Podríamos iniciar practicando el verdadero patriotismo, tal y como lo definió el Congreso de Anáhuac en la Constitución de Apatzingán, de tal suerte que este sería, una vez que se garanticen los nueve anteriores puntos, el décimo, el que nos corresponde cumplir a nosotros que somos el pueblo de la nación: "Las obligaciones de los ciudadanos para con la patria son una entera sumisión a las leyes, un obedecimiento absoluto a las autoridades constituidas, una pronta disposición a contribuir con los gastos públicos, un sacrificio voluntario de los bienes y de la vida cuando sus necesidades lo exijan. El ejercicio de estas virtudes forma el verdadero patriotismo".

Pongamos el ejemplo.